La Esencia es aquello invariable y permanente que constituye la naturaleza de las cosas. Es lo que hace que un ser o un objeto sea lo que es. En el ser humano podemos definirla como la realidad persistente más allá de los cambios que surgen por lo accidental; es decir, que independientemente de los cambios superficiales que atraviese una persona su Esencia se mantendrá intacta. Nuestro cuerpo cambia con el paso de los años, al igual que las circunstancias personales o la forma como reaccionamos ante los sucesos de la vida, pero lo que nunca cambia es nuestra Esencia, la parte inmutable y eterna del Ser.
Es una fuerza innata que trasciende los límites de lo físico, algo que va más allá de nuestro ADN, nuestra cultura, nuestra educación o nuestro carácter. Es la parte del Universo que vive en cada uno de nosotros y que nos conecta con él y sus principios. Algunas culturas lo llaman Alma, Consciencia, Ser Interior… Es un testigo silencioso que yace en nuestro interior y cuyo mayor anhelo es poder manifestarse en todo su esplendor durante su existencia física. Es la fuente que constituye la guía principal que debe orientar nuestros pasos en la vida.
Somos como un Iceberg, la parte que está sobre la superficie es nuestro Ego, es la máscara social, lo que mostramos a los demás con el fin de defendernos y no ser atacados. Nuestra verdadera Esencia, el 90 % está bajo el agua, la mantenemos cubierta sin darnos cuenta que esa es nuestra parte verdaderamente valiosa. Es por ello que nuestra Esencia nos hace diferentes, únicos e irrepetibles, pues es allí donde yace la misión que cada uno de nosotros viene a cumplir en este mundo, una misión propia que cada cual debe encontrar y experimentar en el juego de la vida a través de sus propias circunstancias, entorno y posibilidades físicas.
Nuestra Esencia nos manda continuamente informaciones, señales y reclamos de diferentes formas que parten de lo más profundo de nosotros, y que si las seguimos nos permiten llegar de forma rápida y directa a nuestra propia autorrealización. Es el camino de nuestro crecimiento personal, una alarma que nunca deja de sonar, pero sus mensajes, antes de llegar a la superficie y poder ser escuchados por nuestra mente consciente, tienen que pasar por varios filtros, principalmente el filtro del Ego que los silenciará o hará que nos resulte muy difícil escucharlos.
Todos hemos experimentado la sensación de tener un presentimiento o que sentimos una voz en nuestro interior que nos dice que algo está mal, que algo tenemos que hacer o que algo va a suceder. Eso es exactamente nuestro Ser Interior, nuestra Esencia, que nos está tratando de decir algo, pero que la mayor parte del tiempo no escuchamos o no queremos sentir. Lo único que tenemos que hacer es abrir ese canal de conexión para permitir que el potencial ilimitado que tenemos fluya hacía el mundo exterior.
Cuanto más estemos conectados con nuestra Esencia más nos daremos cuenta de que el vivir esta experiencia terrenal es lo más maravilloso que tenemos. Nuestra Esencia no hace juicios, no califica ni se compara. Al no tener complejo de inferioridad es totalmente libre y se muestra como es, entiende que todos somos iguales y no necesita ser mejor o competir con nadie ya que comprende que todos somos parte de lo mismo y estamos hechos de la misma esencia.
Actuamos desde la Esencia cuando observamos nuestra mente parlanchina (Ego) sin identificarnos con ella, sino manteniendo la calma y aquietándola para evitar convertirnos en presa de su discurso; cuando vivimos y disfrutamos del presente, sin recrearnos en el dolor del pasado ni preocuparnos por el futuro; cuando asumimos la responsabilidad de nuestra vida, sin culpar a los demás ni a las circunstancias; cuando permanecemos en paz, sin dramatizar ni entrar en conflictos sin sentido; cuando fluimos con lo que sucede, sin necesidad de controlarlo todo; cuando entendemos que nuestra verdad forma parte de una única verdad, y que cada cual tiene la suya; y, en definitiva cuando nos mantenemos en calma independientemente de lo que nos muestre el entorno, con una actitud de agradecimiento y confianza.
Debemos darnos la oportunidad de meditar y conectarnos con nuestra Esencia, esto nos ayudará a escucharnos y sentirnos. Poco a poco notaremos que si actuamos en base a la intuición y desde nuestro interior todo cambiará, solo tenemos que escucharlo y dejarnos llevar por lo que nos dice.
CAMBIA POR DENTRO Y VERÁS LOS RESULTADOS FUERA