“Todo tiene dos polos: los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado”
La Ley de Polaridad es una Ley Universal mutable, transitoria; es decir, que aunque funciona SIEMPRE, se puede cambiar si lo deseamos para crear nuestra realidad y cómo percibimos lo que nos sucede. Su comprensión permite experimentar la magia de la transformación y producir grandes cambios en la vida.
Esta Ley nos habla de la dualidad, nos dice que todo tiene dos polos, todas las cosas tienen un par de opuestos, y estos opuestos son iguales en su naturaleza, pero diferentes en su grado de vibración.
Si, por ejemplo, nos fijamos en un termómetro podemos ver que los grados suben o bajan indicando la temperatura del ambiente. Pero la pregunta es: ¿Dónde termina el frío y dónde empieza el calor? A 0 ºC podemos sentir frío, y a 40 ºC sentiremos calor, pero la barrera a partir de la cual podemos sentir calor o frío no está definida, algunas personas empiezan a sentir frío al bajar de 15 ºC, mientras que otras no lo sienten hasta bajar de los 10 ºC, la interpretación es totalmente subjetiva. Por lo tanto no existe diferencia entre el frío y el calor, ya que los dos son extremos de una misma cosa, son polos opuestos, la única diferencia entre ellos es el grado en el que se están manifestando. Cuando el termómetro marca los grados más bajos tenemos sensación de frío, y cuando marca grados más altos decimos que hace calor; pero, en esencia, estamos hablando siempre de la misma cosa: la temperatura. Esta misma Ley se manifiesta en la luz y la oscuridad, que en resumen son la misma cosa. ¿Dónde empieza la oscuridad? ¿Dónde termina la luz? ¿Cuál es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Cuál entre duro y blando? ¿Entre blanco y negro? ¿Entre positivo y negativo?
Así, la cara y la cruz son una misma moneda vista desde diferentes ángulos; el amor y el odio, la paz y la guerra, la belleza y la fealdad, el bien y el mal, la tristeza y la felicidad…, son todos variaciones de la misma cosa pero en distintos niveles de vibración. Todo, absolutamente todo, tiene dos caras. Incluso aquello que aparentemente son contrarios, son en realidad dos extremos de la misma cosa, no son contrarios, sino complementarios y, por tanto, igualmente de necesarios tanto el uno como el otro. Todo es uno, y la separación no es más que una ilusión.
La polaridad depende de la perspectiva de cada uno. Fluctuamos constantemente entre un polo negativo y un polo positivo. Lo que a unos genera alegría, a otros le genera tristeza, como puede ser el resultado de un partido de fútbol. La separación, por tanto, es una idea que existe solo en la mente, pero es una idea limitante que nos impide ser libres y nos hace sentir limitados.
La Ley de la Polaridad actúa de la misma forma en el plano mental. Amor y odio son considerados como opuestos e irreconciliables, pero aplicando esta Ley encontramos que no existe ni un amor absoluto ni un odio absoluto; los dos son términos de una misma cosa, solo que etiquetados como positivos o negativos por el ser humano.
Nuestro Ego genera diferencias y separaciones entre las personas, pero de acuerdo con esta Ley “Todos somos parte de lo mismo”. La polaridad le apasiona a nuestro Ego, y por ello lo domina todo y lo atrae todo. Esa fuerza de atracción es lo que nos hace ir de un extremo a otro de las cosas, para vivir todas las experiencias posibles. Este devenir de un extremo a otro está acompañado por nuestros pensamientos, unas veces positivos y otras negativos, y como consecuencia por nuestras emociones que también basculan entre opuestos: la felicidad y el sufrimiento, el amor y el odio, etc. Hemos de experimentar cada cosa por separado, vivir bajo cada uno de los extremos para, al final, encontrar el término medio. Hay muchos grados de amor y de odio, y existe también un punto medio donde el agrado y desagrado se mezclan de tal forma que es imposible distinguirlos. Ahí es donde debemos llegar.
La Ley de Polaridad sostiene también que “Todas las verdades son semiverdades”; es decir, que, de la misma manera que sucede con un puzzle, donde cada una de sus piezas es igual de importante que el resto, y necesitamos de todas ellas para completarlo, nadie es el poseedor de la Verdad Absoluta, sino que cada uno de nosotros tenemos nuestra parte de verdad. Solamente uniendo nuestra semiverdad con la de los demás encontraremos la Verdad Absoluta. Por eso es tan importante escuchar a los otros. Debemos ser flexibles y estar alertas para aprender de los demás. El mantener nuestra mente abierta nos ayudará a escuchar y aprender otra forma de ver la vida que, finalmente, nos llevará a encontrar el punto medio, a la Armonización de los Opuestos. Las conductas extremistas producen resultados extremistas, nunca resultados felices. Por ello cuanto más tienda una persona a ir a los extremos en sus reacciones, más trabajo tienen que hacer. Cada uno de nosotros debe aprender a encontrar el punto medio y su propio equilibrio. La Verdad está siempre en el medio. Conforme avanzamos en el camino del autoconocimiento y de nuestro crecimiento personal, la oscilación entre un polo y otro es cada vez menor, empezamos a pasar más tiempo en el punto intermedio, donde estamos más serenos, más centrados, menos caprichosos, con mayor aceptación y donde comenzamos a alinear nuestra experiencia con el momento presente y a sentirnos cada vez menos separados de lo que nos rodea.
Por todo esto, el dominio de esta Ley nos permite comprender mejor nuestros propios estados mentales y los de los demás, y nos cerciora de que esos estados son puramente cuestión de grados. Esto nos capacita para cambiar nuestras polaridades de un estado mental a otro, pasando de grado negativo a positivo a voluntad, cambiando la polaridad y haciéndonos dueños de esos grados en lugar de sus esclavos.
Si estamos polarizados negativamente atraeremos todo lo negativo y lo llevaremos con nosotros afectando a todo lo que entre en contacto con nosotros. En cambio, si estamos polarizados positivamente no solo atraeremos todo tipo de cosas buenas y situaciones positivas, sino que se las aportaremos a los demás.
Nuestra labor es aprender a armonizar los opuestos, desarrollar la habilidad de encontrar justo el equilibrio entre distintos polos. Tenemos que aprender a pararnos justo en el medio. Cuando empezamos a ejercitarnos para encontrar la unidad en todo, el resultado que se obtiene es la paz.
Lo no deseable se transforma cambiando su polaridad
Dominar el arte de polarizar nos hará libres
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